Su oferta turística se caracteriza por su amplia variedad, ofreciendo al visitante singulares experiencias turísticas en torno a los muchos atractivos con los que cuenta la ciudad: extensas playas, golf, historia, naturaleza, gastronomía, deporte… así como, en torno a su milenaria cultura del vino.

Merece la pena adentrarse en su casco urbano, de características y cuidadas casas blancas, y visitar alguno de sus monumentos y museos de interés, como la ermita de Santa Ana, del siglo XVIII, que además es un magnífico mirador que ofrece unas vistas impresionantes de la ciudad, la iglesia de San Juan Bautista, del siglo XIX, o el castillo de Sancti Petri, del siglo XIII, que en el pasado fue una fortaleza militar.

No obstante, su mayor interés turístico reside en su ambiente y el estilo de vida de su gente. Hacer un alto en el camino para disfrutar de la estupenda gastronomía local en uno de los numerosos bares y restaurantes chiclaneros, brindando con los locales con los excelentes vinos de la ciudad, finos, olorosos, moscateles, elaborados de forma artesanal en una de sus tradicionales bodegas, es un imprescindible en tu visita a Chiclana de la Frontera.