LA RUTA DEL VINO Y BRANDY DEL MARCO DE JEREZ

Un territorio que ha forjado su amor y pasión por el vino desde la Antigüedad.

Historia

Los vinos de Jerez son el resultado de la impronta dejada en esta tierra por culturas muy diversas y de orígenes muy lejanos a lo largo de la historia.

Civilizaciones distintas que, seducidas por esta tierra, han ido contribuyendo con su aportación al desarrollo de un territorio y un producto que es, hoy en día, la auténtica seña de identidad de la región.

Conocer la historia del Marco es fundamental para entender adecuadamente la genuina personalidad de los vinos de Jerez.

La historia del Marco de Jerez es la historia de sus vinos.

El vino de Jerez en la Antigüedad

Las primeras noticias del vino de Jerez vienen de Estrabón, geógrafo griego del siglo I a.C., quien en su libro Geografía (Libro III) escribía que las vides jerezanas fueron traídas a la región por los fenicios alrededor del año 1100 a.C.

Los lagares descubiertos en los yacimientos arqueológicos de origen fenicio del Castillo de Doña Blanca, situados a 4 kilómetros de Jerez, confirman que fueron los mismos fundadores de la antigua Gades (Cádiz) quienes introdujeron en nuestras tierras el arte de cultivar la vid y elaborar el vino.

Los fenicios, pueblo de comerciantes que producía y posteriormente distribuía vinos por todo el Mediterráneo, bautizaron a la región donde hoy se ubica Jerez como Xera. Ya en estos años el vino de Jerez adquiere una de sus principales características, que ha marcado su identidad a lo largo de los siglos: la de ser un vino “viajero”.

La historia del jerez comienza cuando los fenicios introducen el cultivo de la vid en España.

El vino de Jerez durante la época “sherish”

Durante los cinco siglos que duró la dominación árabe en Jerez, el territorio continuó siendo un importante centro de elaboración de vinos.

A pesar de la prohibición de consumir bebidas alcohólicas impuesta por el Corán, el vino seguía produciéndose bajo excusas como su uso para fines medicinales o la obtención de perfumes o ungüentos.

Incluso ante la decisión del Califa Alhaken de arrancar el viñedo jerezano, éste consiguió ser salvado alegando el uso de sus frutos para elaborar pasas que servían de alimento a las tropas árabes en su Guerra Santa.

El vino de Jerez tras La Reconquista

Jerez fue reconquistado en 1264 por Alfonso X, convirtiendo la ciudad en frontera con el reino nazarí de Granada. De esta condición se deriva su nombre cristiano, Xeres de la Frontera.

En esta época, nació el sentido premial de conquista, consistente en que la Corona repartía lotes de tierras en función del prestigio social y los méritos alcanzados. Tierras de viña y cereal, principalmente, al ser considerados en esta época cultivos muy valorados.

El vino de Jerez se empezaba a comercializar en grandes cantidades en Inglaterra.

En esta época, los vinos de Jerez se comercializaban en gran medida en Inglaterra, donde eran muy apreciados y conocidos con el antiguo nombre árabe de la ciudad, “Sherish”. Es gracias al trueque entre España e Inglaterra de lana inglesa por vino jerezano que los vinos se hacen aún más populares en este país.

Desde este momento, los viñedos jerezanos son una verdadera fuente de riqueza para el reino español, decretándose en 1402 mediante una Real Provisión la prohibición de arrancar una sola cepa.

El vino de Jerez en la Edad Moderna

El vino de Jerez, hasta el momento exportado a Europa, vivió una etapa de florecimiento gracias al descubrimiento de América a finales del siglo XV.

La cercanía de Jerez con la “Casa de Contratación”, única institución facultada para la administración de las nuevas tierras y el comercio con las mismas, ubicada en Sevilla, supuso que los vinos de Jerez fueran una parte esencial del abastecimiento de los buques con destino a América.

Las citas en algunas obras de conocidos autores de la época, como Shakespeare, nos permiten hacernos una idea de la popularidad del jerez en estos años.

Durante esta época se forja la personalidad del jerez. Los gustos de la demanda cambiaron, especialmente de los ingleses, desde vinos ligeros y pálidos hacia vinos oscuros, fuertes y envejecidos. La necesidad de ofrecer al mercado este tipo de vinos con una calidad estable dio lugar al sistema de envejecimiento de criaderas y solera.

Surgen también en esta época las grandes bodegas de crianza. Buscando conciliar las condiciones arquitectónicas idóneas para el envejecimiento de los vinos con la estética neoclásica imperante en la época, exportadores como Gordon, Lacoste o Haurie levantaron las grandes bodegas que aún hoy día siguen siendo uno de los atractivos por excelencia del Marco de Jerez.

El vino de Jerez y las inversiones nacionales y extranjeras

A pesar de que los comerciantes británicos compraron buena parte de las cosechas de vinos de Jerez, su inversión en la zona fue mínima. Fueron empresarios españoles como Antonio Cabeza de Aranda (marca CZ), Carlos Bahamonde o José López Martínez y naturalizados españoles de origen francés, como Juan Haurie o Juan-Pedro Lacoste quienes invirtieron en la construcción de grandes bodegas para la producción de vino de Jerez.

El vino de Jerez se desarrolló gracias a inversiones de indianos, comerciantes británicos radicados en la zona y empresarios españoles.

Tras las guerras contra Inglaterra y la Guerra de la Independencia, el vino de Jerez se desarrolló gracias a inversiones de indianos que volvieron a España tras la independencia de las colonias americanas, como Benigno Barbadillo, Vicente-María de la Portilla o Antonio Ruiz Tagle, de comerciantes británicos radicados en la zona o llegados a ella, como Mackenzie, Williams & Humbert o Sandeman, así como de empresarios españoles, como Juan Sánchez (fundador de Sánchez Romate), León de Argüeso, José-Antonio Sierra, Cayetano Ñudi (Delgado Zuleta), Antonio Fernández de Valdespino, Eduardo Hidalgo, Manuel-María González Ángel (posteriormente, en asociación con R. B. Byass)…

El vino de Jerez en el siglo XX

A finales del siglo XIX la epidemia filoxérica arrasó casi la totalidad de los viñedos europeos, suponiendo el peor azote de la historia de la viticultura. Sin embargo, para cuando la epidemia llegó al Marco de Jerez ya se conocía que la única solución posible era arrancar todas las cepas y utilizar variedades de cepas americanas, resistentes al insecto que causaba la enfermedad, sobre las cuales debían injertarse las variedades locales.

La recuperación del viñedo jerezano fue rápida en comparación con otras zonas europeas, significando la definitiva selección de las variedades de uva que actualmente siguen utilizándose para la elaboración del vino de Jerez.

En las primeras décadas del siglo XX continuó la expansión internacional del vino de Jerez gracias al desarrollo de las comunicaciones y el transporte.

Sin embargo, en los inicios del siglo XX nació el problema de los sucedáneos. Los británicos, que habían transmitido su gusto por el Sherry en sus colonias alrededor del mundo, empezaron a cultivar vides y elaborar vinos con un estilo similar al del vino de Jerez, a los que denominaron «Australian Sherry», «South African Sherry» o «Canadean Sherry». En este contexto surge el importante concepto de “la Denominación de Origen”.

En 1933 se publica la primera Ley Española del Vino. Este texto recoge la existencia de la Denominación de Origen Jerez, con lo que los productores jerezanos quedaron amparados por este nuevo texto legal. Años más tarde, en enero de 1935 se publicó el primer Reglamento de la Denominación de Origen Jerez y de su Consejo Regulador, el primero en constituirse legalmente en nuestro país.