Situada a la entrada de la Bahía de Cádiz ha sido un lugar de paso de distintas culturas y civilizaciones a lo largo de la historia. Desde la época fenicia se ha utilizado como puerto comercial, asentándose en su territorio tartesos, romanos, árabes y, finalmente, los conquistadores cristianos. Todos ellos han dejado su impronta en esta ciudad milenaria, que en la actualidad atesora un vasto patrimonio histórico-cultural.

Sobre sus murallas del S. XIII se abren las antiguas puertas de la ciudad: Arco de Regla, Puerta de la Villa y Puerta del Mar, atesorando en su interior verdaderas joyas arquitectónicas. El edificio más destacable de la ciudad es el castillo de Luna (declarado Bien de Interés Cultural), erigido en el S. XIII por Guzmán el Bueno, destacando también la Iglesia de Nuestra Señora de la O, del S. XVI, la Capilla de la Caridad, la Torre de la Merced, la Iglesia de San Roque (todas ellas del S. XVII), y la Iglesia del Carmen, del S. XVIII.

La singularidad de su trazado urbano, conformado por antiguos arcos, estrechas calles de casas blancas y pintorescos rincones, le ha merecido su declaración como Conjunto Histórico. Un entramado de calles en las que saborear una gastronomía íntimamente ligada tanto al campo como al mar y basada en productos autóctonos, con platos típicos tan conocidos como la urta a la roteña. Entre sus vinos destaca por su singularidad la Tintilla, vino dulce obtenido de la uva tinta y considerado una verdadera reliquia enológica.

Rota posee también extensos pinares y corrales de pesca, arte de pesca ancestral que se ha mantenido hasta nuestros días.