A lo largo de la historia ha sido un territorio ocupado por numerosos pueblos, lo que la caracteriza como uno de los lugares más interesantes de la Baja Andalucía, desde el punto de vista arqueológico y etnográfico.

Los primeros asentamientos en Lebrija datan de la época prehistórica, con restos del Calcolítico encontrados en la zona. Romanos y musulmanes ocuparon la ciudad hasta el S. XIII, cuando se produjo la reconquista cristiana. Todas estas culturas dejaron un rico legado en la ciudad, dentro del que destaca su castillo, de origen almohade (S. XIII), la Capilla de la Vera-Cruz, del S. XVI, o la Iglesia de Santa María de la Oliva, de la segunda mitad del S. XIII.

Otro de los tesoros de Lebrija es su gastronomía. Algunos de sus platos tradicionales son las habas corchas, los caracoles o el ajo refrito. Un verdadero manjar cuyo sabor se ve potenciado en compañía de una copa de vino.

Lebrija es el lugar de nacimiento de Antonio de Nebrija, autor de la primera Gramática Española en 1492 y del navegante Juan Díaz de Solís, el descubridor del Río de la Plata. Asimismo, en Lebrija nacieron el cantaor Juan Peña El Lebrijano y el pianista David Peña Dorantes, por quienes el pueblo tiene reconocida fama internacional.